a Cata la quise desde el primer momento en que la vi con su vestido de flores y su melena rubia recogida con una goma transparente. yo nunca se lo dije pero creo que no hizo falta, Cata era de ese tipo de chicas que adivinaban cualquier cosa sin necesitar una palabra, y tampoco hacía falta ser muy inteligente para darse cuenta de lo nervioso que me ponía al verla aparecer con su guitarra y la ternura que regalaba con cada sonrisa. Cata me regaló noches inolvidables en su colchón desgastado pero luego apareció Brad, que con sus ojos de mar se ganó su corazoncito de niña inocente.